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Los Caldeos fueron una de las civilizaciones más importantes en la historia de Mesopotamia, siendo la fuerza detrás del último gran poder en la región. Originarios de la región de Caldea, al sur de Babilonia, los Caldeos se destacaron por su habilidad en la astronomía, la arquitectura y la astrología, dejando un legado significativo en la historia antigua.

El apogeo del poder caldeo se dio en el siglo VII a.C., cuando el rey Nabucodonosor II llegó al trono y llevó al Imperio Caldeo a su máximo esplendor. Bajo su reinado, Babilonia se convirtió en una de las ciudades más grandes y prósperas de la antigüedad, con magníficos palacios, jardines colgantes y la famosa Puerta de Ishtar.

Los Caldeos también se destacaron por su conocimiento en astronomía y su capacidad para predecir eventos astronómicos. Se cree que fueron los primeros en desarrollar un sistema de observación de los movimientos de los planetas y las estrellas, creando así el zodíaco y la astrología que aún utilizamos en la actualidad.

Además, los Caldeos fueron grandes constructores, dejando imponentes monumentos arquitectónicos como la Torre de Babel y el Templo de Marduk. Su estilo arquitectónico influenció a muchas civilizaciones posteriores en la región y su legado perdura hasta nuestros días.

Sin embargo, a pesar de su grandeza, el Imperio Caldeo no duró mucho tiempo. En el año 539 a.C., Babilonia fue conquistada por el Imperio Persa de Ciro el Grande, poniendo fin al dominio caldeo en la región.

A pesar de su corta existencia como imperio, los Caldeos dejaron una huella imborrable en la historia de Mesopotamia. Su legado en la astronomía, la arquitectura y la astrología sigue vigente hasta nuestros días, recordándonos la importancia de esta civilización en el desarrollo de la humanidad.