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La conquista romana de Hispania fue un proceso que llevó varios años en completarse. A pesar de que los romanos comenzaron a establecer su presencia en la península ibérica a partir del siglo II a.C., la conquista completa de Hispania no se llevó a cabo hasta el siglo I a.C.

Durante la Segunda Guerra Púnica, los romanos iniciaron su expansión hacia el sur de la península ibérica, con la intención de acabar con el poder de Cartago en la región. En el año 206 a.C., Publio Cornelio Escipión desembarcó en la península y comenzó a conquistar ciudades importantes como Cartagena y Qart Hadast (actual Cartagena). Sin embargo, la conquista completa de Hispania no se logró sino hasta el año 19 a.C., cuando Augusto logró someter a todas las tribus hispanas y establecer la provincia romana de Hispania.

En total, la conquista romana de Hispania duró aproximadamente 180 años, desde el desembarco de Escipión en el año 206 a.C. hasta la total sumisión de todas las tribus hispanas en el año 19 a.C. Durante este tiempo, los romanos tuvieron que hacer frente a numerosas revueltas y guerras de resistencia por parte de las tribus hispanas, lo que prolongó el proceso de conquista.

Una vez establecida la provincia romana de Hispania, los romanos llevaron a cabo una profunda romanización de la península ibérica, que transformó por completo la cultura y la sociedad de la región. Se construyeron ciudades, se establecieron infraestructuras, se introdujo el latín como lengua oficial y se impusieron las leyes romanas.

En resumen, la conquista romana de Hispania fue un proceso largo y complejo que duró aproximadamente 180 años, desde el desembarco de Escipión en el año 206 a.C. hasta la subyugación total de las tribus hispanas en el año 19 a.C. Esta conquista marcó el comienzo de la presencia romana en la península ibérica y tuvo un impacto duradero en la historia y la cultura de la región.