Más allá de la guerra: las últimas cicatrices del agente naranja en Vietnam | por Maz Roselyn De Roxas, MBA

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Sumergirse en los efectos persistentes del agente naranja en la tierra, la gente y el futuro de Vietnam

Foto de Ann en Unsplash

Cuando pisé el suelo de Vietnam durante mi viaje a Indochina en 2019, quedé cautivada por sus impresionantes paisajes y su vibrante cultura. Poco sabía que bajo la superficie de este pintoresco país se escondía una verdad oscura e inquietante que me dejaría conmocionada y desesperada. Fue en el Museo de Restos de Guerra de Vietnam donde me encontré cara a cara con las horribles y duraderas cicatrices del Agente Naranja, un herbicida tóxico que sigue proyectando su sombra sobre la tierra, la gente y el futuro de Vietnam.

Los vestigios de la guerra no se limitan a las páginas de la historia sino que aún hoy persiguen el suelo de Vietnam. Vastas zonas de tierras antaño fértiles están ahora contaminadas con los residuos mortales del agente naranja, dejando un legado tóxico que paraliza la industria agrícola del país. Los campos antaño florecientes, ahora desprovistos de vida, son un escalofriante recordatorio de la devastación medioambiental causada por esta arma química. La tierra que antaño sustentaba a las comunidades supone ahora una amenaza constante para su salud y sus medios de vida, ya que el legado tóxico del Agente Naranja persiste.

Sin embargo, es el peaje humano lo que resulta verdaderamente desgarrador. El pueblo de Vietnam sigue soportando la peor parte de la ira del Agente Naranja. Los defectos congénitos, las enfermedades crónicas y las discapacidades relacionadas con el Agente Naranja son rampantes, con generaciones de familias lidiando con las cargas físicas y emocionales de este legado tóxico. Los niños nacen con deformidades incapacitantes, las familias quedan destrozadas por la pérdida de seres queridos y las comunidades se ven acosadas por la dura realidad de un futuro empañado por el devastador impacto del Agente Naranja.

En los años que siguieron a mi visita a Vietnam, fui testigo de un notable cambio en la concienciación y la acción mundiales para abordar el atormentador legado del agente naranja. Gobiernos, ONG y particulares de todo el mundo se unieron para apoyar los esfuerzos de Vietnam por remediar la tierra contaminada, proporcionar atención médica y apoyo a las personas afectadas y abogar por la justicia y las indemnizaciones. Los incansables esfuerzos de activistas, defensores y los propios supervivientes propiciaron un cambio positivo.

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