1992, el annus horribilis de Isabel II
El año 1992 fue un annus horribilis para Isabel II, la reina de Inglaterra. Durante ese año, la monarca tuvo que enfrentar una serie de escándalos y adversidades que pusieron a prueba su reputación y la estabilidad de la monarquía británica.
Uno de los momentos más difíciles para Isabel II en 1992 fue el llamado “año de Windsor”, en el que se sucedieron una serie de eventos desafortunados que afectaron a la familia real. En marzo de ese año, el príncipe Andrés, hijo de la reina, se separó de su esposa Sarah Ferguson, en medio de rumores de infidelidades y escándalos financieros.
Poco después, en abril, un incendio devastó parte del castillo de Windsor, una de las residencias oficiales de la reina. Aunque nadie resultó herido, el fuego causó importantes daños en la estructura histórica y obligó a la familia real a realizar costosas reparaciones.
Pero el momento más impactante de 1992 para Isabel II fue, sin duda, el llamado “Año de Ana”. En diciembre, la princesa Ana, hija de la reina, se vio envuelta en un escándalo de relaciones extramatrimoniales que puso en entredicho su reputación y la de la familia real. Aunque la princesa Ana logró salir indemne de esta crisis, el escándalo dejó una mancha en la imagen de la monarquía británica.
En resumen, el año 1992 fue un annus horribilis para Isabel II, en el que la reina tuvo que enfrentar una serie de dificultades y escándalos que afectaron su reputación y la estabilidad de la monarquía británica. A pesar de todo, Isabel II logró mantenerse firme en su papel de líder de la casa real y continuó cumpliendo con sus deberes públicos, demostrando su resiliencia y determinación ante la adversidad.
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