El Negrito Esta Loco Blog

En la pequeña localidad de Valle de Temascaltitlán, en el estado de México, existe una curiosa tradición que ha perdurado a lo largo de los años: el despertador humano. En este pueblo, no se utilizan alarmas electrónicas o relojes despertadores para levantarse temprano, sino que se recurre a los servicios de un grupo de personas que se encargan de despertar a sus vecinos cada mañana.

Estos despertadores humanos, conocidos como “los despiertan viejos”, son personas mayores que se levantan antes del amanecer y recorren las calles del pueblo tocando puertas y ventanas para asegurarse de que todos estén despiertos a tiempo para iniciar sus labores diarias. Esta práctica se ha convertido en una tradición arraigada en la comunidad, y los habitantes confían en estos despertadores para empezar el día con buen pie.

Sin embargo, lo que hace aún más peculiar a esta costumbre es que los “despiertan viejos” no trabajan de forma altruista, sino que cobran una tarifa simbólica por sus servicios. Cada vecino que desea ser despertado por estos individuos debe pagar una pequeña cantidad de dinero cada mes, lo cual les permite mantener este sistema de despertar comunitario de manera sostenible.

A pesar de las críticas que pueda generar el cobro por un servicio tan básico como despertar a alguien, los habitantes de Valle de Temascaltitlán defienden esta práctica como una forma de sostener la economía local y de valorar el trabajo de los ancianos en la comunidad. Además, muchos consideran que es una manera de mantener viva una tradición que forma parte de la identidad de su pueblo.

En un mundo cada vez más dominado por la tecnología y la automatización, resulta refrescante encontrar comunidades que conservan tradiciones tan singulares y arraigadas como el despertador humano de Valle de Temascaltitlán. Esta práctica, aunque pueda resultar extraña para algunos, demuestra la importancia de valorar y preservar nuestras costumbres locales, por más simples que puedan parecer.