Cuando estaba permitido enviar niños por correo
En el pasado, hubo un tiempo en el que era legal enviar niños por correo en Estados Unidos. Esta práctica comenzó a principios de 1913, cuando el Servicio Postal de Estados Unidos anunció que los niños pequeños podían ser enviados como correo siempre y cuando cumplieran con ciertos requisitos.
La idea detrás de esta práctica era permitir que los padres que vivían en áreas rurales o remotas pudieran enviar a sus hijos a visitar a familiares en otras ciudades sin tener que gastar grandes sumas de dinero en boletos de tren o autobús. En ese tiempo, no existían sistemas de transporte eficientes y accesibles para todos, por lo que enviar a un niño por correo era una opción económica y conveniente.
Para enviar un niño por correo, los padres debían cumplir con ciertas reglas y regulaciones. Por ejemplo, el niño debía pesar menos de 50 libras y estar bien embalado en una caja que cumpliera con las normas de envío del Servicio Postal. Además, el paquete debía llevar pegadas estampillas por un valor equivalente al costo del transporte.
Aunque puede sonar sorprendente y hasta peligroso enviar a un niño por correo, en realidad había algunas medidas de seguridad para garantizar su bienestar. Por ejemplo, se prohibía el envío de niños a través de rutas aéreas o en trenes de mercancías, y se requería que el niño fuera acompañado por un adulto durante todo el viaje.
Afortunadamente, esta práctica sólo duró unos pocos años. Para 1914, el Servicio Postal comenzó a prohibir el envío de niños por correo debido a las preocupaciones por la seguridad y el bienestar de los menores. A partir de entonces, se implementaron regulaciones más estrictas que prohibían el envío de seres humanos por correo y se establecieron leyes que protegían a los niños de este tipo de prácticas.
En la actualidad, enviar a un niño por correo está absolutamente prohibido y considerado un acto cruel e inhumano. Afortunadamente, los tiempos han cambiado y ahora existen métodos de transporte más seguros y eficientes para permitir a las familias reunirse sin necesidad de recurrir a medidas extremas como enviar a un niño por correo.
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